Leí que el amor, como lo conocemos al principio, tendría su final “molti baci dopo”, aproximadamente unos mil besos después del primero. Mil besos. Eso duraría el amor efímero, para abrirle camino al verdadero. Si es que resiste.
Mil besos
Leí que el amor, como lo conocemos al principio, tendría su final “molti baci dopo”, aproximadamente unos mil besos después del primero. Mil besos. Eso duraría el amor efímero, para abrirle camino al verdadero. Si es que resiste.
3.8.11 | Publicado por Rosario Diaz Araujo en 0:42 212 comentarios
Let´s fall
Un buen día descubrís que el amor es real, bastante más duro de lo que pensabas. Palpable y contradictorio. Cada cosa que decías “eso yo no” se pone en duda. Descubrís que con un sólo beso podés volar, que le amor del otro te engrandece. Que te alivia el dolor más profundo, el que te quema y destroza el alma. Que el amor te salva, hace que todo sea más fácil, aún lo imposible. Que el salto al vacío es es un gran vacío si no hay amor verdadero. Que el abrazo te mece, te cura y te eleva. Que cuando bajás a la tierra, cuando él te mira, cada vez que te cuida como nadie, sabés que perdiste esta batalla. Que ya no estás sola nunca más. Que ya no sos tan tuya como creías.
16.7.11 | Publicado por Rosario Diaz Araujo en 5:46 3 comentarios
Hace un año que soy libre. Libre, plena, auténtica.
Algunas relaciones son cárceles donde decidimos pasar el tiempo. Elegimos, libremente, dejarnos ir en lugar donde no podemos ser. Donde el otro decide cuanto te da y te quita. Donde estamos a su merced y antojo para lo que mande. Sobre todo si el otro es un tirano. Hasta que un buen día 14 de enero, gritás con toda la fuerza que sos capaz. Más fuerte que él, aún, que eso es mucho decir. Porque si de algo sabe él, es de gritar. Pero la cuestión es que gritás, y como quién está enterrado vivo, sacás la capa de tierra que hay sobre tu cabeza, con una fuerza sobrenatural, que no creías poseer. Y pataleás fortísimo hasta de a poco ir asomando. Hasta que tu cuerpo va apareciendo, te sacudís, te limpiás el barro. Y cada vez te sentís más fuerte. Porque podés respirar aire puro. Y ahí vás. Con la frente en alto, tratando de que nadie note todo el resto de mugre de tu ropa. Caminás despacio, pero a pasos cortos avanzás hasta tu casa, que ahora es sólo tuya. Y ese alivio es incomparable. Caminás por tus propios medios. Y contra todos sus pronósticos, corrés, porque las piernas te responden más que nunca. Y así seguís. Incluso al año de haber escapado de esta tumba. Y algo te dice, que cada vez que se aproxime el 14 de enero, vas a levantar una copa y te vas a iluminar, porque hace un año, o dos, o miles que volviste a liberarte.
14.1.11 | Publicado por Rosario Diaz Araujo en 0:56 4 comentarios