Nueva Columna: Revista Punto a Punto

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Buen vivir: El sabor al poder
SABADO 30 MAYO 2009

Rosario Díaz Araujo hace un elogio del Slow food y el recurso que todavía tenemos en Mendoza: tiempo.
En la mayoría de las ciudades grandes la gente corre. De izquierda a derecha, de norte a sur, de la mañana a la noche. Correr, correr, correr. Y como no tenemos ni un minuto, todo debe hacerse rápido. Por supuesto que aquí el fast food se propaga cual gripe.
En este escenario, alguien hizo algo casi imposible: se detuvo a pensar. En el año 1986, Carlo Pietrini notó que el mundo iba en camino de convertirse en algo que él no tenía ganas de ver. Vislumbró cómo cambiaría nuestra forma de vivir en relación a los alimentos y la agricultura. Pero no lo pensó de una manera naïf como podemos hacerlo cualquiera de nosotros. Lo profundizó y confió en que una idea, un poco romántica pero bastante sensata, podría desatar una revolución. Así nació el Slow Food, mezcla de amor a los sabores, comercio justo y sentido común.
Mendoza tiene todo para respetar estos ideales: tomates rojos y fragantes como no los ví en otras partes, olivas como esmeraldas y vinos casi ecológicos.
Cuando el mundo está pegando la marcha atrás, porque agotó la paciencia de la naturaleza, nosotros tenemos el gran recurso: tiempo. Todavía podemos tomar las riendas y elegir qué queremos comer.
Rosario Díaz Araujo rdiazaraujo@gmail.com

Comida india


Mi barrio de Madrid, Lavapiés, es uno de los puntos más cosmopolitas que he visto.
Ver a los niños en la plaza es un sueño. Mil razas y colores se mezclan en columpios.
Las madres, latinas, españolas, musulmanas y orientales conversan a un costado en un desprolijo español. Todas ríen. Sus hijos las hacen parte de algo.
Eso estraño. Salir a la calle y ver infinidad de caras y tratar de averiguar su origen.
Pero además es famoso por sus muchísimos restaurantes hindúes.
Comer allí es un placer. Festín de especias. Canela y cardamomo.
Hoy pienso recrear esta fieta en mi casa.
Samosas y pollo tikka masala. Chutney de mango y guindilla, yoghurt y cerveza.
Prometo fotos y recetas.

foto acá

El eterno resplandor de una mente sin recuerdos


En mi piso nuevo se esconde una puerta. Imperceptible para la vista. Incluso puedes pasar varias veces al día pegado a ella y no notar su existencia. La puerta está escondida detrás de otra puerta, de esas que nunca se cierran por su existencia es vaga. Separan espacios que debieran ser uno. Pasas y pasas, quizás 10 veces al día por allí y nunca ves el pequeño pestillo que te separa de ese mundo.

Hasta que un día, notas una pequeña línea de luz respirando por la pared y la curiosidad te devora y por supuesto no puedes parar hasta descubrir qué es aquello que lata tan cerca.

Con ambas manos tanteas para descubrir aquella rendija, hasta que la puerta cede frente a tu ingenio. Y aquel mundo se te abre de piernas. Te sumerges en él. Caminas a tientas hasta encontrar una cadenilla que cuelga de un foco. Con una mano tiras de ella, mientras la bombilla se tambalea. Una vez vencida la ceguera, avanzas entre cajas vacías, añejas y llenas de polvo. Ejemplares de periódicos en fardos, atados con lanas de colores. Fotos antiguas cubiertas por una densa capa de pelusa. Husmeas, conmovida entre la nostalgia y la risa. Logras desatar uno de los atados de prensa. Lo agarras con una mano, y con la derecha descubres los titulares que escondía la tierra acumulada por casi 30 años. Miras la fecha: es el día que naciste. Frente a esta extraña coincidencia, empiezas a desempolvar los demás objetos. Todo guarda una extraña conexión con tu vida. Los discos de tu adolescencia, los relatos de la infancia, tus primeros libros. Tu pasado guardado en ese cuartillo. Desordenado como los hechos trascendentales.

Como no puedes entender la cadencia de este hallazgo, te quedas ahí. Cierras la puerta, pones un disco de Billy Holiday mientras revuelves en tus propios recuerdos. Vas tomando cada objeto para formar una línea del tiempo. Cada nuevo descubrimiento encaja en un recuerdo, en una época. Memorias que habías decidido borrar, y sin embargo allí están, todas y cada una se te refriega en la cara recordándote quién sos, de donde venís.

Cuando te viene el hambre o el sueño, lo sacias con recuerdos de comidas o noches interminables. Algo te dice que no puedes salir hasta que la línea no esté completa. Cuando miras hacia tu alrededor notas como las cajas empiezan a disminuir y todo el contenido está alineado frente a tus pies.

Ni si quiera puedes saber cuánto tiempo ha pasado, pero decides que ya es hora de salir. La línea se extiende a través de unos veinte, o treinta, metros. Por momentos vacía, a veces llena, rígida y llena de altibajos. Cuando sientes que afuera alguien te llama, decides salir. Quizás alguien notó tu ausencia durante estas horas, días, noches. Ni siquiera sabes si has estado un día o meses allí dentro. Tu nombre te llega lejano. Hay que cruzar la puerta. Sales, despacio, bostezando y tratando de no trastabillar con los montículos. Antes de cruzar la puerta te aseguras de que todo está donde debe estar. Con una mano desdoblas la puerta. La luz natural te molesta. y parpadéas varias veces. Cuando cruzas el umbral descubres que es de día. Llueve sobre Madrid. Llueve sobre esta ciudad que te pertenece sin saber por qué. Cierras la puerta despacio, la presilla vuelve a ocultarse y hacerse invisible.

Mientras caminas hacia la cocina, lo haces liviana.

Podrías jurar que tus pies no rozan el suelo de parquet.

Y allí está, tu sonrisa. Tu sonrisa cual lunar.

20 y 21 de marzo

20-3
Por un lado, ayer fue el dia sin carne. Dos de mis mejores amigas son vegetarianas. Una vez, con una de ellas comí unas hamburguesas de lentejas increibles en Montañitas. Ese es uno de los miles recuerdos que tenemos grabados a fuego. Ayer me acordé mucho de toda la gente veggie que conozco y pensé que sería un homenaje digno, rastrear aquella receta.
Aquí va:

Ingredientes
1 taza de lentejas cocidas
1/4 taza de cebolla picada
1/4 de tomate rallado
1 / 4 taza de nueces picadas
2 rebanadas de pan integral.
2 huevos, ligeramente batidos.
2 cucharadas de vinagre de vino tinto
1 cucharadita de Mostaza de Dijón
1 / 2 cdta. hojas secas de salvia
1 / 2 cdta. sal
1 / 4 cdta. pimienta negra
3 cucharadas de pan rallado
4 rebanadas de queso Cheddar fuerte, opcional
4 panes de hambuerguesas con sésamo
Pimiento verde, cebolla, rodajas de tomate, rúcula, brotes, ketchup, mostaza de dijon para completar el sandwich.

Preparación


Escurrir muy bien las lentejas, colocando en un colador y presionando suavemente con cuchara, si es necesario. Reservar.

Dorar la cebolla picada en aceite.

Añadir el resto de ingredientes y formar una masa con las lentejas.

Dar forma a 4 hamburguesas. La mezcla estará húmeda, pero si está demasiado húmedo, añadir más pan rallado.

Enfriar alrededor de 1 hora.

Calentar una sartén de teflón y cocinar las hamburguesas aprox. 5 minutos por lado con un hilo de aceite hasta que estén crujientes. Cubra cada una con una rebanada de queso, si se utiliza. Cocinar hasta derretirlo.

Colocar el pan y armar el sandwich con los elementos elegidos.


21-3
Por otro lado, para recordar como celebraba la llegada de la primavera, Hoy partimos con pic nic al Retiro para disfrutar. Qué lindo es sacarse los zapatos, poner un mantel y mil cosas ricas sobre el cesped húmedo. Si no saben que llevar, esta lista puede servir de ayuda.
Un pan chapata
Salmón ahumado
Queso Filadelphia
Quesos (cammembert, gouda curado, oveja, los que quieran)
Una tortilla de papas
Una lata de machas
Una porción de empanada gallega
Nachos y guacamole.
Así más o menos fue nuestro festín, por supuesto con una botella de vino y, a falta de copas buenos, son dos vasos.

Para quienes corresponda, ¡feliz día de la primavera! (foto)

Consultarle a la almohada


foto
Basta con recordar un sueño para sumergirse en el entramado.
Antes no me pasaba, hasta que un día le cuentas un sueño, de esos vívidos, que mientras los sueñas crees que está pasando, a alguien y ves una mueca rara. Mmmm.
Me acuerdo que soñé que estaba embarazada y lo conté con alegría y ví la cara esa extraña en mi interlocutor. Ajaaa, mmm pero te veías o no con la panza, y yo: Esteeehh, ¿cuál de las dos opciones es menos mala?
Te despedís y te vas preocupada. Obviamente llegás a preguntarle al Google. Las interpretaciones son tan dispares que cada vez estás más confundida.
Lo pienso un poco y entre tanta rara explicación, me auto convenzo de que no significa nada. Qué alivio la vida del incrédulo.
¿Ustedes recuerdan sus sueños y tratan de buscarle explicación?
¿O soy sólo yo con demasiado tiempo libre?

¡Qué castigo!















Sin lugar a dudas, el gran enemigo de la raza femenina.

Cristo, Raelianos, la Cienciología y la periodista de EFE

Mi hermana es historiadora de las religiones. A ellá va este post para que se ría un poco y por lo tanto mi sobrino.


El viernes pasado salimos a caminar por Madrid. Apenas cruzar la esquina descubrimos una cola interminable de gente. Como buenos curiosos la seguimos, mientras indagábamos a la gente. El primer viernes de marzo la gente visita al Cristo de Medinaceli para besarle los pies.


Seguimos caminando mientras vemos la Iglesia de la Cienciología a nuestra derecha. Entramos, queremos preguntar sobre qué es lo que está volviendo loco a Tom Cruise. Escuchamos atentos, tratan de vendernos libros, nos escaqueamos luego de hacer un test de personalidad. No cuentan una verdad a medias que no es del todo disparatada.


Salimos riéndonos de cómo siguiendo a Cristo terminamos en la Cienciología.

Hace unos días hablando con Andrés el me dice que lo que no te cuentan es que creen en un emperador alienígena llamado XENU que vino al mundo en naves espaciales, tiró a un volcán a miles de alienigenas, y blah, blah, blah…


Además me cuenta de otra de estas sectas, la más curiosa, la de Los Realianos. (mi favorita por mezclar tanto de todo, geniocracia, comunismo, ovnis, angeles, la esvástica dentro de la estrella de David me mata...)

Esa noche al llegar a casa estuve riéndome a carcajadas por un largo rato. Es que la definición de la Wikipedia no tiene desperdicio, de principio a fin.


Y para redondear, a una periodista de la agencia EFE la despiden por citar la Wikipedia como fuente. Claros están los motivos.


Vermouth con papas fritas y good show.


Buen fin de semana.


Leyendas urbanas


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Algunas de Madrid, otras de La Habana. Las ciudades siempre tienen cosas para decir.

Invernal


Madrid se levanta hoy con mucho frío.
Mientras voy caminando por Paseo del Prado cae algo de aguanieve.
Yo homenajeo este "pelete" madrileño con un guiso.
(La foto no le hace justicia)

Ligera de equipaje

Los objetos, la ropa, todo toma un valor distinto al real, cuando uno se convierte en nómade.
Aprendes a dar, tirar, olvidar.
Viajas con lo que te entra en una maleta.
Viajas y vives de acuerdo a los designios de la aerolínea de turno.
Comprendes que lo eres, poco y nada tiene que ver con lo que cargas.

90 días



En menos de tres meses fuimos a la Argentina.
Volvimos a Tenerife. Dejamos nuestra casa-barco de Bajamar.
Nos mudamos a Candelaria.
Dejamos Candelaria y nuestra vida en la isla.
Llenamos cajas de cosas. Llenamos cajas de basura.
Vinimos a Madrid. Buscamos piso.
Nos fuimos de viaje.
Volvimos. Nos instalamos en Madrid.
Mientras camino por las calles de mi barrio nuevo, no puedo dejar de pensar dónde estaremos mañana.

A buen entendedor








No estaba vaga, estaba haciendo trabajo de campo.