12 Uvas


En años como estos, a las 12 de la noche, lo único que puedo pedir, es que vengan muchos más iguales.

Robado a un vecino

Fotografía de Juan Yanes


Dando vueltas por la web encontré esto, lo robé y acá está. Lo más sorprendente me pareció ver que su autor (Juan Yanes) vive en esta misma isla.

Hay mujeres marinas, que siempre tienen el mar en el horizonte de sus ojos. Uno no puede mirarlas porque te dan ganas de darte un chapuzón, sin pedirles permiso. Y lloran a mares y no terminan nunca de llorar porque tienen el mar en sus ojos azul marinos y tienen hermosos cabellos rojos de algas verdes y se dejan pintar desnudas por los pintores enamorados de las marinas.

Sola

Fue un segundo, uno de esos interminables que te asaltan en la mitad de la noche. Uno de esos que vienen a sembrar dudas y miedo. En ese segundo pensé qué haría si ya no te tuviera. Si ahora, en este mismo momento, estuviera sola: acá y ahora. Te lo confieso, tuve tanto miedo.

Eje

Pero qué me vienen a hablar del más allá o el más acá... ¿Acaso Buenos Aires no era el centro del Universo? Leido en un mail hace mucho tiempo.

Tristísima

Si la ventana diera a algún paisaje me iría por ella, lejos, hasta casa. Al cuarto de la infancia donde aún se oyen risas y secretos. Donde unas manos despiertas cubren mi cuerpo dormido para alejarme del frío de la noche, desde donde puedo oír las conversaciones del comedor. Donde en la cocina alguien revuelve una olla de maíz y albahaca. Volver, aunque sea, para mirar. Mirar de pasada, echar un vistazo. Dejarse querer, sin reproches. Dejarse abrazar por una madre. Dejar que alguien rece por uno. Pero la vida no se muestra tan risueña. Se me aparece soñolienta y cansada. Triste. Tristísima

Pequeños atisbos de inmensa felicidad.

Facundo…

Belisario. Fausto. Santiago. Bautista. Doménica. Lorenzo.

Caro y su ¡Es varon!

Juana.

Y mi suegra que me pregunta: ¿Estás embarazada?

Bienvenidos al mundo. Perdonen las molestias, estamos trabajando para ustedes.

Debilucha.

Tenerife nos cubre de ilusiones, nos abraza, por momentos nos escupe. LA vida en España se tiñe de matices capaces de intimidar a la paleta de cualquier pintor. Nos llena de sueños y de ensueño. Amor y odio. Extraño, a veces extraño demasiado. Te lo digo y vos me mirás. ¿ Qué extrañás? Extraño Zapallar, las cenas en casa, las horas en el patio mendocino, las conversaciones sobre libros al borde de la pileta. No te puedo decir que extraño eso. Uno no deja su vida para extrañar “eso”. Al contrario, el emigrante medianamente “exitoso” debe olvidar su vida anterior. Hacer de cuenta que nunca tuvo amigos, se lo decía el otro día a mamá. Cambio la piel, ya lo sabés. Muto. Me gusta pensar que soy así. Que mentira. Débil, extrañísima y temerosa. Sí , eso es lo que me anda gritando el viento por acá en la isla.