¿Es una paranoia o es verdad?

De golpe, yo que soy medio colgada y que encima ahora ando de aquí pa allá, me entero que muchas de las amigas bloggers han decidido restringir la entrada o incluso cerrar sus sitios. Así es, parece que estamos siendo acosadas, perseguidas, amenazadas, etc.


Muchas veces cuando uno escribe un blog como página personal para compartir, jugar y expresarse, se expone y arriesga a que muchas personas se sientan tocadas, representadas, idiotas o vaya a saber uno qué. El tema es que este medio es abierto, masivo y, definitivamente, para nada anónimo. Porque detrás de cada uno de nosotros hay un IP que nos sirve cual DNI.

Casi todos los que escribimos un blog lo hacemos livianos y desprejuiciados, pero hay que entender, que éste es un medio masivo de comunicación. La comunicación básicamente consiste en esto: en decir y esperar una respuesta, o un silencio; que quizás comunica mucho más.

Ahora, cuando nuestro canal de TV ofrece contenidos con los que no estamos de acuerdo, tenemos todo el derecho de apretar un botón y elegir algo mejor. Lo mismo sucede acá, señores, para eso está esa crucecita en margen superior derecho.

Adhiero a la mantención del status quo. De la cordialidad y el buen uso de la palabra. Que nadie deba callarse o cerrar su ventana con el mundo por culpa de un idiota que no puede elegir no seguir leyendo.

Vuelva la paz y termine ya esta paranoia.

Volver a empezar


Mañana empiezo un trabajo nuevo.
Estoy tan feliz que es dificil de explicar. Pero feliz y mucho.
Me siento como el domingo previo al inicio del colegio. Pienso si tengo todos los útiles, los zapatos nuevos y la ropa planchada a los pies de la cama.
Es una sensación tan familiar, casi que quiero que sea mañana.

Sinceramente no sé como lo hacen los demás. A mí, hacer amigas me está costando muchísimo.

Ni me acuerdo como hice a mis grandes amigas. Cuando sos chico no te lo planteas, sucede.
Te hablás sin pudores, te sonreís y todo fluye. La amistad en la infancia es mucho más natural y espontánea que cuando te hacés grande.

Quisiera volver a la infancia, al ¿querés jugar conmigo? en la plaza.
A la guerra de barro y a compartir secretos en la siesta.
Allí quisiera volver, a menudo.

La banda de tus sueños


Las cosas sucedieron así. Me desperté sobresaltada a las cinco de la mañana, al principio tuve mucho miedo. No alcanzaba a entender lo que estaba pasando. Entre sueños, las cosas más absurdas se nos ocurren, pensé que era la guerra. Al desperezarme logré discernir con más claridad: era una banda compuesta por varios tambores, redoblantes, trompetas y alguna clase enfermos al mando. Eran muchos y estaban parados justo en la puerta de mi edificio dando un breve concierto de unos 10 minutos. Él me mira desconcertado, yo empiezo a reírme. Ya entiendo, quieren despertarnos a todos los que no fuimos a la fiesta del pueblo. El calor es espantoso, siento que me voy a desmayar. Logro trabar la ventana con dos zapatillas y me tiro en la cama. Los escucho con claridad ya estarán a unos 100 metros, miro a mi costado, el me mira y se tapa con un edredón.

Algo no está demasiado bien esta noche.

Sola

Ir sola al cine.
Hace bastante que lo hago. Primero fue Sex & the city, y hoy: Posdata: Te quiero.
Cada vez que entro sola a un cine lloro como una condenada.
Desde que compro la entrada hasta que me levanto de la butaca.
Hoy me decia Lucy, amiga de la infancia, adolescencia y adultez de mi mamá que existe el callejon de los suspiros, por el que cruzaban los condenados a muerte. Exactamente así se siente el camino.

Che, no se olviden de mi otro blog. Allí sigo subiendo las notas publicadas.
Besos