transformista


De las cosas que amo de no tener auto es andar todo el día en taxis. De acá pallá. Con amiga, con mi perra, sola. El taxi tiene otro encanto, y cada vez que me subo me dan ganas de inventarme una vida. Madre colapsada. Escribana chetísima. Novia abandonada. Preocupada por el 82% móvil. Menemista. Ama de casa. Inspectora del ministerio de trabajo.
Lo bueno es que las distancias casi siempre son inferiores a $10 y mantengo el papel a morir.

Mi niña


Por momentos soy tan traslúcida. Y por otros tan opaca. Ni un solo rayo me traspasa. Me aburre la espera, no encuentro la grieta para entrar en vos. Y el hastío me lleva a desesperar, como si tuviera tiempo y ganas para malgastar.
Y sigo siendo la misma guerrera que no tiene miedo, pero está caída y cansada.
Tanto pecho abierto al cielo se llenó de niebla. Tanto añorar el mar, hasta que un buen día se te hace piel. Y las cosquillas no te hacen reír, y los planes se vuelven sueños y dejás de dormir, porque tenés miedo de hacerlo sola. Porque te sentís extremadamente desprotegida.
Por que aunque seas una amazona, te encanta que te rasquen la espalda.

comestible



Mis hombros huelen a coco de Brasil
El pelo a chocolate de Bélgica
La ropa a vainilla de Madagascar
Y los labios a menta de Mojito.

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