Mi niña


Por momentos soy tan traslúcida. Y por otros tan opaca. Ni un solo rayo me traspasa. Me aburre la espera, no encuentro la grieta para entrar en vos. Y el hastío me lleva a desesperar, como si tuviera tiempo y ganas para malgastar.
Y sigo siendo la misma guerrera que no tiene miedo, pero está caída y cansada.
Tanto pecho abierto al cielo se llenó de niebla. Tanto añorar el mar, hasta que un buen día se te hace piel. Y las cosquillas no te hacen reír, y los planes se vuelven sueños y dejás de dormir, porque tenés miedo de hacerlo sola. Porque te sentís extremadamente desprotegida.
Por que aunque seas una amazona, te encanta que te rasquen la espalda.

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