De la mala palabra

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ASÍ LE LLAMABA mi abuela, demasiado pacata como para injuriar en voz alta. Ají putaparió, páprika, jalapeño, rocoto, chile, chili, pimiento, guindilla todos primos de una misma familia muchas veces injuriada.

El proceso comienza con un profundo ardor de la boca, la llamarada y el fuego, el lagrimeo continuo y culmina, en la mayoría de los casos, con insultos de diversos calibres. Echilarse, dicen los mejicanos. Y si de algo saben ellos es de picantes.

En los países picanteros se bebe mucho alcohol, esta es una gran regla porque quien se ha excedido de ajíes sabe que beberse un gran vaso de agua sólo exagerará la sensación de ardor en la garganta. En esos momentos uno debe beber una cerveza helada, así el picante pasa y quizás no lleguemos a desplegar un abanico de originales y espontáneos recuerdos a las madres ajenas.

El uso de los condimentos fogosos se repite en las cocinas más diversas del planeta. Desde el descubrimiento de América se trasladaron a la cocina mediterránea y seguramente tomaron por sorpresa a más de un desprevenido. Pocas cosas son tan indescriptibles como haber ingerido demasiado picante, aunque usado en su justa medida gratifica, alegra y calienta el cuerpo.

A pesar de la mala fama de estos aliados de la cocina, nobleza obliga a desterrar esos viejos mitos y alejarlos del lugar de nocivos para el cuerpo. Algunos estudios recientes colocan a las comidas picantes como aliadas para paliar el cáncer, como extraordinarios analgésicos y tremendas fuentes de vitamina C; alejándolas de las tan temidas úlceras y otras complicaciones estomacales. Es innegable que los picantes aportaron una dimensión nueva y extravagante al recetario europeo y asiático. Hoy nos resulta imposible imaginar los sabores sin el picante.
Un sushi sin wasabi, un mojo no picón y una enchilada sin chiles…

Al parecer, los humanos somos los únicos mamíferos que ingerimos picantes a propósito, como muchos alimentos que nos llevamos a la boca, este también lo hacemos por el placer posterior que nos aporta. Dicen los científicos que nuestro cuerpo genera endorfinas para paliar el ataque de los ajíes y que consecuentemente nos inundamos de la una sensación agradabilísima de placer.

Por el placer de las endorfinas, porque el plato lo amerita, como excusa para beber cerveza, para sanar el cuerpo y alegrar el alma, ponerle un poco de picante a la vida jamás viene mal.

7 comentarios:

italo_argentina dijo...

Hmm... a mi no me gusta mucho el picante...solo lo acepto en lo que Italia llaman "pasta, olio e peperoncino"...
nada mas...

besos,
Gaby

Maria dijo...

segun un mexicano amigo la forma mas rapida para cortar el picor cuando te excedes es comer miga de pan. todo porque siempre algun argentino medio gil cae en la tipica broma de "no es muy picante", es que para ellos nada es muy picante!
a mi me gusta, pero en medida justa, en exceso me arruina la cena.
lindo post,
besos

tolenti dijo...

Asi que anda por el hipotalamo también el centro receptor de los picantes?. Todo lo bueno se recibe en el mismo lugar! Buenisima tu información Ro!

OLDBEAR dijo...

En las comidas como en la vida siempre es bueno poner algo de picante...lo necesario, como para que sea placentero sin anular el
el sentido gustativo..

Malen dijo...

Rosarina: Qué homenaje mas lindo al que lo pario!!! Me encanto!!! Como siempre genial!!! Y uno después de que ha probado el picante no es el mismo, besotes

Andre dijo...

Yo no puedo comer picante, realmente no lo puedo tolerar... ya se, soy aburrida... pero me acuerdo que una vez mi papá había ido por trabajo al norte de argentina y se trajo montones de melones y muchos ají de la mala palabra pero le dijeron que todavía no estaban en su punto de maduración así que cuando llegó a buenos aires me pidió (para que me entretuviera en una tarde de verano) que los pasara por un hilo y los colgara... error es que me resfregué los ojos después de hacerlo... no te puedo explicar el ardor... ni con agua me calmaba...

Rosario Diaz Araujo dijo...

Hola Gaby: Mmmm si, pasta con peperoncchino. Buenisimo. Por lo menos te podes dar el gusto de comer algo picante.

Hola Mar¡a: Si, esa es otra opción y muy buena la verdad. Yo pienso igual que vos, el picante solo en la medida justa.

Tolent: Si, de solo pensar que me lo hiciste descubrir ya me genera placer, en el hipotalamo, obvio!

Exacto Olbear, nunca mejor dicho!!!