Una vez me quedé en Santa Cruz sin nada, ni billetera, ni teléfono móvil, ni nada. Me dio tal desesperación porque me di cuenta de que estaba sola y tuve que pedir unas monedas por la calle para llamarte.
Anoche mientras te ayuda a armar las maletas y esta mañana cuando te despediste fue inevitable volver a sentirme así.
Despegarse
13.3.08 | Publicado por Rosario Diaz Araujo en 13:30
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4 comentarios:
Es terrible hallarse sin nada y en la nada, con la conciencia hecha pedazos, por eso siempre hay que guardes una moneda debajo de la manga y así celebrar una esperanza en medio de la luna.
un placer leer estas sensaciones.
besos
fe de erratas: donde pone "guardes" quise decir: "guardar"
estos dedos míos, que son tan traviesos...
Es tan cierto eso de que uno valora lo que tiene cuando no está. El simple acto de abrir el bolso y tener la seguridad de que ahí hay dinero, teléfono, ayuda y soluciones es tranquilizador.
Será ese adormecimiento calmo que produce la rutina y la estabilidad.
Es bueno vaciarse. Para reencontrarse. Sin las cosas. Sin el otro. Una misma.
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