No quiero acostumbrarme

No quiero dejar de ver las cosas evidentes, me resisto a olvidarme de mi realidad argentina. Uno se va adormeciendo, hasta que zass un día se olvida y empieza a decir sin verguenza y a viva voz: sho no vuelvo a la Argentina ni loco, ashá vistes todo es miseria, se estan muriedo de hambre. Además salis a la cashe y te matan por 5 pesos. Acá sí que se vive papá.
Los pequeños indicios de que éste es un país desarrollado están en las cosas de todos los días.
Por ejemplo los autos tienen las tapas de las ruedas. Es lo común. Nadie se las roba.

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