Cuando uno es niño cree que el mundo empieza en nuestra habitación y termina en un grito. Cree que alguien escucha el eco. Cree que mañana será mejor o igual. Cree que sus compañeros del colegio, el confidente e incluso la maestra serán sus amigos para toda la vida. Cree que la persona que le "gusta" se casará con uno y tendrán hijos. Cree que el día empieza cuando abre los ojos y termina cuando nos llaman para ir a cenar.
Yo cuando era una enana creía que el 2.000 iba a ser un año mágico, que yo ya estaría casada con hijos como mi mamá a sus 21 años. Creía que si me subía muy alto podría volar y que si me escondía nadie me encontraría.
La vida consistía en el prueba y error. Y los errores eran, como mucho, un raspón en la rodilla y un día en penitencia.
2 comentarios:
siiiiiiii, quiero volver a creer un rato en todo eso!!!
Ahi también me gustaría volver de vez en cuando a esos lugares, llenarme la boca de sugus azules y rojos, e ir a buscar a alguna vecina para salir a jugar.
Muchas gracias por venir!
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